Odin inventor de las Runas segun la mitologia nordica.

Odin o Wotan.

Tradiciones germano-escandinavas ligadas al dios Odin o Wotan.

Odin, hijo del dios Bor y de la gigantesca Bestla, según ciertas tradiciones, podría ser también el hijo de un fresno (representando el árbol de la vida) y de una sacerdotisa humana, según otras tradiciones. Es el padre de la mayoría de dioses Ases y es considerado como el All Father, el dios padre de toda la creación. Es el principio masculino que tomó el lugar del principio femenino encarnado por la Diosa madre.  En la época que según la mitología Odín trajo las runas al mundo humano, el patriarcado ya estaba sólidamente establecido (como lo sugiere el titulo de All Father). Odin era un viejo hombre sabio, el gran mago creador del universo a partir del caos original.

El nombre de la runa Ansur o Ansuz significa “señor de Asgard y del Walhalla” que son dos de los numerosos nombres asignados a Odin. Pero ante todo Odín es el dios de la sabiduría. No solamente con su viaje cósmico representa la consciencia creando el mundo a partir del caos original, sino también él es el maestro y mago absoluto que gobierna el mundo. Según un mito escandinavo, Odín no es solamente el dios que aportó la vida y la muerte, sino que también él creó los primeros humanos, Ask y Embla, a partir de un fresno, una madera dura y de un olmo, una madera blanda y tierna. El fresno, en tanto que madera dura, era empleado en los viejos tiempos para producir el fuego por fricción contra el olmo, madera tierna y fácilmente inflamable. De esta fricción se habría originado la primera chispa sagrada que por analogía represente la inteligencia y el espíritu insuflado a la materia. Así Odín habría dado origen al género humano.

Odín conoce el misterio de las ciencias, la historia del mundo y lenguaje de las runas que transmitirá a los hombres. En Odín se conjugan numerosos principios mágicos, la videncia, el libre arbitrio y la magia del movimiento. Es justamente en este atributo que se funda la tradición que hace de Odín el Gran Viajero. Su nombre primero tomaría origen del verbo “wada”, marchar, del cual se deriva Wotan, el nombre germánico.

Gran viajero, Odin o Wotan recorre sin cesar todos los mundos que componen el Universo de la cosmogonía nórdica. Dios de la comunicación, de los viajes, de la sabiduría y de la doble energía vital, muchos de sus atributos han sido asimilados al dios Mercurio por los romanos.

Según algunas tradiciones, Odín usurpa el lugar de Tyr como dios creador y como dios del cielo.  Usurpa también las funciones de guardián del rayo y de las tormentas que corresponden al viejo dios Donar. Tiene numerosos sobrenombres. Para adquirir la sabiduría sacrifica un ojo en la fuente de Mimir, dios del conocimiento y del saber. Sería el inventor de las Runas, que lega a los hombres. Odin es el divino soberano en las tradiciones nórdicas.

En la mitología escandinava se lo representa generalmente montando el caballo gris de ocho patas llamado Sleipnir o Sleipner, cuyo significado es resbaladizo. Sleipnir simbolizaba los cuatro puntos cardinales y los ocho vientos que soplan en el firmamento. La temporada de caza de Odín comenzaba en la noche de invierno de que correspondía con la fiesta celta de Samain o Samonios de los galos (Halloween, 31 de octubre) y se terminaba con la cabalgata salvaje de Odín en el cielo nocturno de la noche más larga del año, la del solsticio de invierno. Para los Celtas, el año comenzaba en Samain, pero en los tiempos más remotos y según la tradición pagana anglo-sajona, el año comenzaba el 25 de diciembre con una fiesta que se llamaba “fiesta de las Madres”. Sin duda, esta fiesta estaba relacionada con diversos aspectos de la gran diosa Madre, en épocas anteriores al patriarcado que se evidencia en el mito de Odín.

La noche de las Madres coincidía con una vieja celebración llamada Yule del viejo inglés jul o jol que significa “rueda”. Esta fiesta ha sido celebrada desde la antigüedad marcando el solsticio de invierno con numerosas manifestaciones concernientes a la abundancia. La rueda gira, se marca la pausa del período que muere para dar lugar a un nuevo ciclo. En los calendarios rúnicos, este período de 12 días que va desde el 25 de diciembre al 6 de enero, está señalado con una rueda. Según la tradición, todo debía detenerse durante este período marcando una detención de todas las manifestaciones solares. Los viajeros se detenían y en algunas tradiciones se abatía un árbol, un fresno, un tejo, un pino,… Se esparcían pequeños trozos de carne bajo algunos árboles y se vigilaban los cuervos , que eran los pájaros sagrados de Odín, y se abatía aquél árbol bajo el cual estaba el primer trozo que comían los cuervos. Se cortaban las ramas que eran repartidas entre las gentes que los adornaban con ornamentos evocando la fertilidad y la abundancia. En el tronco se inscribían los deseos colectivos y hacia el final de la Yule se cortaba y se repartía entre la gente para ser quemado en el ritualmente el hogar de cada uno.

Con el advenimiento del cristianismo esta festividad, imposible de erradicar porque estar profundamente anclada en las costumbres populares, fue transformada y adecuada a la nueva creencia.

Odín también se llama Rafnagud o Rafnagod, el dios de los cuervos. Se lo representa llevando un cuervo en cada hombro. Uno, llamado Munin, representa la memoria y el otro, Huguin, representa la reflexión y la inteligencia. Ellos son los consejeros de Odín, diciéndole al oído lo que ven y lo que entienden. Cada mañana los cuervos vuelan sobre los hombres y al anochecer vuelven a posarse en los hombros de Odín para relatarle lo que han visto y lo que piensan de ello. Odín espera con paciencia el regreso de los cuervos para saber lo que debe hacer, puesto que sin memoria y sin reflexión n podría aportar la sabiduría y el espíritu a los hombres.