El Tantrismo : las escuelas tántricas. 2
La descripción de las cuatro escuelas de http://www.terra.es/personal/javierou/ se adapta perfectamente para la pedagogía de este nivel somero de explicación sobre las escuelas tántricas.
2. La escuela Krama o de la progresión.
Una corriente esotérica vecina aparece en Cachemira hacia el final del siglo VII bajo apelaciones diversas: Krama («progresión», alusión a su método gradualista, menos directo que el Kula), Mahârthadarsana («doctrina del sentido absoluto»), Kâlînaya (a causa de su devoción a la diosa Kâlî), etc. Este movimiento atribuye una importancia especial a la transmisión iniciática a través de las mujeres. Se dice que uno de sus dos primeros maestros Sivânanda, instruyó varias yoguinî que a su vez formaron varios discípulos masculinos. En ciertos âgama de la escuela, es la Diosa la que prodiga la enseñanza respondiendo a las preguntas de Shiva, reducido al papel de discípulo.
Todas las funciones (creación, conservación, disolución, estado inefable, libertad), todos los aspectos (consciencia, felicidad, voluntad, conocimiento, acción) que se refieren normalmente al dios, se ven transferidos a la Shakti. Llegando a ser la Shakti Principio supremo, y sustituyendo a Shiva en tanto que fuente y fin de todas las cosas, es ella la que «vomita» el universo y lo «reabsorbe» al fin de cada ciclo cósmico, es ella la que transforma la sucesión temporal dolorosa en Tiempo absoluto, indiviso, inmutable.
Se encuentran por otra parte en esta escuela especulaciones grandiosas sobre el cosmos comparado a una rueda inmensa, homogénea y perfecta, cuyo núcleo es la Consciencia divina. Corazón universal a partir del cual irradian innombrables energías. Esta rueda gira sin cesar pero tan rápido que parece inmóvil. Situado en el punto central, la pareja divina suscita y dirige el movimiento; la Diosa proyecta el universo (acción centrífuga) y Shiva lo reabsorbe (acción centrípeta). El yoguin que llega al centro de la rueda, en el cual todas las energías se juntan en modo simultáneo, goza de una paz total al mismo tiempo que de una ebriedad maravillosa puesto que él puede ver en la periferia, sin estar afectado por ella, la ronda siempre renovada de las experiencias y de los fenómenos.
Como los Kaula, los iniciados del Krama se reunían secretamente en los «grandes banquetes» en los que practicaban la unión ritual. Pero al contrario de los métodos inspirados por el hatha-yoga y basados en el esfuerzo sistemático, ellos ponían el acento en la espontaneidad, la verdad natural de cada individuo, la perfección innata que simplemente se trata de restaurar situándose en una corriente vibratoria propicia, una justa sinergia de los corazones: orientación no extraña a los adeptos del budismo tántrico (Vajrayâna) contemporáneo al que se llamaba sahajiyâ y del cual los herederos parciales han sido -no sin influencias visnuitas y sufíes- los Bâuls de Bengala.
continuación, escuelas Spanda y Pratyabhijña