Esoterismo y espiritualismo. El tantrismo de Cachemira. Escuelas Kula y Krama.

El Tantrismo : las escuelas tántricas. 1

La descripción de las cuatro escuelas de http://www.terra.es/personal/javierou/ se adapta perfectamente para la pedagogía de este nivel somero de explicación sobre las escuelas tántricas.

1. La escuela Kula.

Originaria de Assam, se podría remontar al siglo V. Primeramente extendida en el sur de la India, se propagó en Cachemira entre los siglos IX y X. El nombre significa en primer lugar gran familia, casta noble o clan y, por extensión, organización o cadena iniciática implicando la presencia real de la shakti. Como los «perfectos» (siddha) y los «héroes» (vira), los Kaula, miembros de círculos muy cerrados, deben de dominar perfectamente sus sentidos y su pensamiento, haber superado todas las dudas y todos los miedos, poseer un corazón puro, libre de codicia y de apego, y haber recibido la iniciación de un guru del mismo linaje.

Solo en estas condiciones pueden entonces vivir, en un marco ritual y protegido, ciertas experiencias prohibidas o desaconsejadas a los hombres ordinarios (los pasu) dominados por la rutina y la codicia, y llegar a la Liberación incluso utilizando medios que son, para la mayor parte de nosotros, causa de degradación o de dependencia (según el proverbio tántrico de «transformar el veneno en remedio»). Se trata por lo tanto de un autentico yoga pero muy diferente del yoga clásico y, según sus adeptos, más completo puesto que realiza la unión de los contrarios, espiritualizando el cuerpo y «corporalizando» el espíritu. «Se dice que el yogui no puede gozar del mundo y que aquel que goza del mundo no puede conocer el yoga: pero en la vía de los Kaula hay al mismo tiempo gozo (bhoga) y yoga» (Kulârnava-tantra I,23). En el momento en el que él efectúa la unión sexual, el yogui debe de ser capaz de abstraerse del placer simplemente carnal para absorberse en la felicidad pura (ânanda) que es la naturaleza esencial del Ser.

El uso lúcido del alcohol, el consumo de platos excitantes y la participación de la mujer iniciada no tienen otro objetivo que el de revelar y amplificar esta felicidad vibrante. Tales prácticas, para dar todo su fruto, deben de ser llevadas paralelamente con la ascensión de la kundalini. Dicho de otro modo, aquello que otros yoguis realizan sin la ayuda de una mujer exterior, por un proceso puramente endógeno, aquí es vivido en pareja, la Energía o kundalini estando encarnada en la compañera femenina transubstanciada en «Diosa», mientras que el hombre, representante del polo Consciencia se identifica con Shiva.

Se puede ver el alto grado de interiorización, de preparación y de capacidad metafísica que este rito ( y en general toda la propuesta tántrica en la que el sexo solo ocupa una mínima parte) exige por ambas partes para no degenerar en parodia, como desgraciadamente estamos viendo hasta la saciedad en los medios pseudo-tántricos modernos que tanto se propagan por Occidente y en los que se pretende pasar por Tantrismo y por espiritualidad lo que no es más que, en el mejor de los casos, una terapia de dudoso resultado, cuando no hedonismo puro y simple, y que deja a las personas enganchas más si cabe en las formas en vez de impulsarlas hacia las esencias.

2. La escuela Krama o de la progresión.

Una corriente esotérica vecina aparece en Cachemira hacia el final del siglo VII bajo apelaciones diversas: Krama («progresión», alusión a su método gradualista, menos directo que el Kula), Mahârthadarsana («doctrina del sentido absoluto»), Kâlînaya (a causa de su devoción a la diosa Kâlî), etc. Este movimiento atribuye una importancia especial a la transmisión iniciática a través de las mujeres. Se dice que uno de sus dos primeros maestros Sivânanda, instruyó varias yoguinî que a su vez formaron varios discípulos masculinos. En ciertos âgama de la escuela, es la Diosa la que prodiga la enseñanza respondiendo a las preguntas de Shiva, reducido al papel de discípulo.

Todas las funciones (creación, conservación, disolución, estado inefable, libertad), todos los aspectos (consciencia, felicidad, voluntad, conocimiento, acción) que se refieren normalmente al dios, se ven transferidos a la Shakti. Llegando a ser la Shakti Principio supremo, y sustituyendo a Shiva en tanto que fuente y fin de todas las cosas, es ella la que «vomita» el universo y lo «reabsorbe» al fin de cada ciclo cósmico, es ella la que transforma la sucesión temporal dolorosa en Tiempo absoluto, indiviso, inmutable.

Se encuentran por otra parte en esta escuela especulaciones grandiosas sobre el cosmos comparado a una rueda inmensa, homogénea y perfecta, cuyo núcleo es la Consciencia divina. Corazón universal a partir del cual irradian innombrables energías. Esta rueda gira sin cesar pero tan rápido que parece inmóvil. Situado en el punto central, la pareja divina suscita y dirige el movimiento; la Diosa proyecta el universo (acción centrífuga) y Shiva lo reabsorbe (acción centrípeta). El yoguin que llega al centro de la rueda, en el cual todas las energías se juntan en modo simultáneo, goza de una paz total al mismo tiempo que de una ebriedad maravillosa puesto que él puede ver en la periferia, sin estar afectado por ella, la ronda siempre renovada de las experiencias y de los fenómenos.

Como los Kaula, los iniciados del Krama se reunían secretamente en los «grandes banquetes» en los que practicaban la unión ritual. Pero al contrario de los métodos inspirados por el hatha-yoga y basados en el esfuerzo sistemático, ellos ponían el acento en la espontaneidad, la verdad natural de cada individuo, la perfección innata que simplemente se trata de restaurar situándose en una corriente vibratoria propicia, una justa sinergia de los corazones: orientación no extraña a los adeptos del budismo tántrico (Vajrayâna) contemporáneo al que se llamaba sahajiyâ y del cual los herederos parciales han sido -no sin influencias visnuitas y sufíes- los Bâuls de Bengala.

continación, escuelas Spanda y Pratyabhijña